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Diferencias entre los cuentos de hadas y los mitos o leyendas(de los cuentos de hadas a la ciencia-ficción) - Françoise Doltó

Los autores de cuentos y de leyendas, los que transcribieron la tradición oral de ese patrimonio común que es folklore, parecen haber tenido la segunda intención de ayudar a sus pequeños lectores a pasar del estado de infancia a la vida adulta, de iniciarlos en el aprendizaje de los riesgos y en la adquisición de los medios de autodefensa.Bruno Bettelheim traza, así, una línea divisoria entre cuentos de hadas y mitos. Esta diferencia subraya el contraste entre el pesimismo penetrante de los mitos y el optimismo fundamental de los cuentos de hadas.Los mitos proponen el ejemplo del héroe con quien no es posible identificarse porque es un dios o un semidiós, realiza hazañas extraordinarias a las que no se puede aspirar. Los cuentos de hadas, en cambio, hablan de la vida cotidiana; a menudo, los personajes principales, chiquillos, niñitas, los adultos, las hadas, etc., ni siquiera tienen nombre: se dice “un niño… una niña… un pastor…”. No tienen historia ni padres. Son seres humanos de familia indeterminada. No son el príncipe de… el rey de… Los héroes de la mitología tienen algo de inimitable. Encontrarse ante una montaña inaccesible es desesperante.No todos los héroes griegos tienen un fin trágico como Prometeo o Sísifo. Ulises regresa a Itaca. Esto es importante para los lectores muy pequeños.

Si el personaje con el que se ha identificado muere o conoce el suplicio eterno, el niño, que sí debe seguir viviendo, puede verse tentado a abandonar la lucha. El happy-end es necesario para alentarlo al esfuerzo, a la combatividad.Con todo, los mitos poseen un valor de iniciación para el joven lector: se hace perceptible la noción de prueba: si se hacen esfuerzos a menudo es posible, si no siempre, salir victorioso en las pruebas inevitables de la vida.El happy-end de los cuentos de hadas proporciona al niño la imagen de pruebas que, evidentemente, distan de su realidad, pero que le permiten momentáneamente identificarse con héroes que atraviesan trances difíciles y que aún así conseguirán vencer los obstáculos.Antes de la era de la televisión, los pequeños leían o se hacían leer cuentos de hadas, de una generación a la otra. Ahora, en la pequeña pantalla miran historias de “ciencia–ficción”.No obstante, en estas historias de “ciencia–ficción”, los telespectadores de menos de cinco años no encuentran reemplazante para el chiquillo y la niñita de los cuentos de hadas.Bruno Bettelheim, que no hace culto del pasado, que no acusa sistemáticamente a la TV o al cine, no encuentra en ellos equivalente, para los menores de 5 años, de los cuentos de hadas. El niño ya no encuentra en ellos la ética que sostiene su deseo de identificarse con un héroe.Devolvamos los cuentos de hadas a su contexto social. ¿Se habían hecho para los niños? No lo creo. Los cuentos de hadas se hicieron para las veladas, tanto para los adultos como para los niños. Eran un mensaje. Podían ser entendidos “por todas las edades”, pero para aprender verdades crudas.La más de las veces se confunde los cuentos para niños que los cuentos que los adultos cuentas a los niños, que los padres o abuelos gustas de contar a los niños.La Cenicienta nació en el Tíbet. Lo atestigua este folklore ladaji, recogido para los refugiados tibetanos de Old Delhi (India) por Ngawag Söpa: “En el fondo de un valle vivía un rey. Y allá arriba, sobre la ladera, una vieja permanecía sola con su hija…” Queda planteado el tema de Cenicienta. En esta versión tibetana, Cenicienta, engatusada por su madrastra a matado a su madre con sus propias manos: mientras ésta machacaba cebada en la piedra de amolar, la hija soltó la rueda del molino que aplastó a su madre. Su trabajo de fregona y su vida de exiliada son un medio para asumir la falta o el error de su existencia precedente.Los mitos no sirven más que al destino de un ser humano esencial, y que por tanto todo ser humano encuentra, mientras que el cuento de hadas serviría de apoyo a los estadios particulares de ciertas personas.En los mitos nunca aparecen personajes enfermos; en los cuentos de hadas sí, aparece el niño enfermo, la madre enferma, el padre herido a raíz de un maleficio echado por una bruja. En los mitos son prisioneros de fuerzas, pero no son enfermos.Otro aspecto específico es que los mitos suelen representar los orígenes de la humanidad, pues a menudo se trata de conflictos y filiaciones entre dioses. Es esta tal vez una función propia de los mitos y que no encontramos por fuerza en los cuentos de hadas… Así es entre los hindúes, en toda la cuenca mediterránea: Se trata del combate de los dioses, de la infancia de los dioses, de las duras pruebas atravesadas por los dioses, de las guerras entre dioses, del odio, los celos, el amor, en incesto entre dioses. Son historia o prehistoria, mientras que los cuentos de hadas poseen el espacio de lo imaginario.“Había una vez”…, así comienzan los cuentos, mientras que los mitos son actuales, una manera de antropomorfizar fuerzas cósmicas y telúricas, de siempre.En este sentido se puede decir que el mito es un aprendizaje de la metafísica y de la religión, del hombre cósmico en relación con las fuerzas y con la llamada de los orígenes, mientras que el cuento de hadas sería mucho más el aprendizaje de la preparación para la integración social. Por lo demás, en su diversidad, de un país al otro, a través de sus objetos, decorados y modos de vida, se reflejan tipos de sociedad dados. En los mitos, las constantes son más sorprendentes: los incestos, las maldiciones, los tabúes infringidos, todo esto se dice tal cual en los mitos.Contrariamente a los cuentos de hadas, los dibujos animados son historias sin palabras pero no sin colores ni sonoridades. Se trata de un lenguaje en actos (pasivos y activos), en medio de un decorado natural o creado por la mano del hombre pero simplificado, casi abstracto; marco para la historia en que un héroe (no forzosamente humano) tiene que resolver los problemas de vida, supervivencia, vecindad, rivalidad, prestigio, celos, malevolencia, malentendidos, violencia, humillación del débil por el fuerte, pero todas estas pruebas acaban compensadas, cuando no resueltas, por el amor. Los dibujos animados han suplantado a las historias contadas por los adultos a los niños. Los héroes animales enanos permiten a los niños menores de cinco años identificarse con ellos, y los niños que tienen poco vocabulario comprenden el texto latente. Seria ideal que esté una persona amada con quien poner en palabras las emociones que esta historia en imágenes ha suscitado como respuesta a experiencias reales o a fantasías que los niños imaginan en sus momentos de soledad.

 

Françoise Doltó – “ La Causa de los Niños” ( “La cause des enfants”)Médica Pedriatra y Psicoanalista Francesa, destacada por sus descubrimientos en psicoanálisis de la infancia. Participó junto a Jacques Lacan en la creación de la Escuela Freudiana de París.

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